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domingo, 27 de marzo de 2022

FEDERACIÓN EMPRESARIOS DEL METAL HUESCA


 

Sus dos almas, reunificadas en una hace apenas cuatro años para proyectar lo mejor de cada una, cumplen este 2022 nada menos que 45 años. Fueron, en esos años entre inquietos e ilusionados de la Transición, la consecuencia de la Ley de Libertad Sindical que el próximo día 2 se coronará con la misma edad. Tardaron fontaneros y electricistas, electricistas y fontaneros, que tanto monta que monta tanto, incluso menos que la casa-madre, Ceos que luego sería Ceos-Cepyme, en constituirse, con certeza porque ya tenían el músculo de las viejas «agrupaciones» que les habían otorgado experiencia en la interlocución con las administraciones y en la organización de la defensa de los intereses del sector.

Ayer, al toque de campana del «Decíamos ayer…» de Fray Luis de León con el que el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios Instaladores y Mantenedores (Apehim), fruto de la confluencia de APEE y APEIFCA, estos profesionales (decir electricistas y fontaneros hoy, con el nivel de complejidad de los oficios, es una simplificación) retomaron el almuerzo de hermandad que se remonta a los orígenes de ambas organizaciones. Hoy, los «chispas» y los «chafatubos», como en el tono somarda aragonés se atizan los unos a los otros, están unidos después del feliz entendimiento de las juntas directivas presididas por Ricardo Arilla (a su vez primer presidente de la resultante) y Manuel Rodríguez Chesa. La robusta longevidad de estas dos casas hoy hechas una obedece sin duda a una concatenación de valores que ha proyectado aquella primigenia defensa de los intereses de los empresarios que preconizaban en su articulado los estatutos hacia la excelencia en su funcionamiento y la influencia por la autoridad que han alumbrado. Siempre han sabido encontrar los cauces para resolver problemas y, sobre todo, para crear.

El presidente Arilla lo definió en su alocución. «Hemos aprendido, a golpes de virus, a diferenciar lo importante de lo prescindible. Hoy no hemos venido a relatar los problemas que tienen todas y cada una de nuestras empresas. La subida del precio de la energía, del gas y de los carburantes. El incremento de los impuestos. El crecimiento de los salarios. La carestía de las materias primas. La escasez en los suministros. El encarecimiento del transporte. Pymes  y autónomos frente a la tormenta perfecta». Y, sin embargo, ahí estábamos doscientos profesionales y sus familias, en un «reestreno» con el mismo plató, La Venta del Sotón, y esos actores imprescindibles porque siempre están ahí: Rogelio, José Luis (cuando nació la Federación, él ya estaba dentro), Virginia e Iván. La fiesta de hermandad les define: organizan, ejecutan, son repartidores, presentan, sortean, regalan y, tras la paliza, con la satisfacción del deber (sobresalientemente) cumplido, sonríen. En realidad, a lo largo de toda la velada, muestran su mejor cara. Cuando les veo, me acuerdo del dramaturgo Víctor Ruiz Iriarte y su esplendorosa sentencia: La sonrisa es el lenguaje de las personas inteligentes; sólo los tontos y los delincuentes no sonríen. La expresión, obviamente hiperbólica, me representa. Y a todos los comensales llegados de toda la provincia. Ayer, todo eran gestos risueños, porque la atmósfera era inmejorable: una deliciosa comida servida por los equipos de Ana y Eduardo, dieciocho homenajeados en el tránsito de su fecunda ejecutoria al júbilo merecido, la belleza musical de la Agrupación Folklórica Santa Cecilia guiada por la sin par Jara y los chistes de Rogelio, al que su todavía lejana edad dorada le reserva un papel de monologuista de éxito.

Confieso que, además, un detalle aporta más autenticidad si cabe a estas celebraciones: la presencia institucional es discreta, tendente a cero. Bien es cierto que a lo largo de la historia en la mesa presidencial han acompañado representantes políticos, pero pienso que aunque no puedan despojarse de su traje representativo la razón profunda ha sido de trabajo. Dar a conocer el desempeño asociativo y ofrecer oportunidades de colaboración público-privada para las empresas, para la administración y, en último término pero en primera posición de los desvelos, a los consumidores. Ellos, nosotros, son, somos, los destinatarios de los esfuerzos de estas pequeñas empresas que ofrecen todas las garantías frente a los duros a cuatro pesetas del intrusismo siempre rampante. «Ser un buen instalador es un auténtico ejercicio de orfebrería, sin más raíces que la convicción y la preparación, sin límites más allá de la resistencia extrema», proclamó Rogelio López en esa exhibición ética del reconocimiento al «senado» que engrosa sus filas con las nuevas jubilaciones, que no retiradas.

Un último elemento concita mi emoción cada vez que ha acudido a este almuerzo de hermandad de una asociación y una federación que he historiado y a las que quiero muy sinceramente. En la mesa, sea tradicionalmente con el equipazo profesional de FEMHU, sea como ayer con representantes de distintas instituciones y empresas, la conversación enriquece mis conocimientos y mis experiencias. Compartir diálogo en la dificultad de la algarabía con Luis Ángel, Fernando, Santiago o Ignacio contribuye a dimensionar el presente y atisbar el futuro.

Nos preguntamos con Luis Ángel y Fernando las razones del éxito incombustible de la Federación del Metal y, particularmente, de las dos asociaciones reconvertidas en unidad de instaladores y mantenedores. Se supone que todas las organizaciones empresariales pudieran confluir en el mismo escenario de las dificultades, aunque la idiosincrasia de cada una genere su propia cultura. ¿Cuál es la diferenciación de Apehim? Identificamos con cierta facilidad los activos (la continuidad de un cuadro profesional eficiente y comprometido), los recursos (ha sabido edificar un patrimonio fabuloso desde sus orígenes con su política de hormiguita, hasta tener distintas instalaciones cedidas o alquiladas tras la unidad en López Allué y también dos centros de formación magníficamente dotados en Huesca y Monzón) y los valores arraigados en una historia con pocos presidentes y mucha continuidad en las juntas directivas. Añadimos la comunicación magnífica con la administración, regida por una regla no escrita de «quid pro quo» en el sentido de primero dar, luego recibir; no en el negativo de dar gato por liebre.

Pero hay algo más. ¿Cómo es posible que, habiendo caducado ya el entusiasmo asociativo ligado al ansia de libertad con el que brotó en 1977 muchos de cuyos más conspicuos representantes son los que ahora cobran pensión, Apehim y FEMHU mantengan una nómina de empresas y trabajadores más que notable? ¿Tendrá que ver con el carácter pionero de muchas de sus aplicaciones tecnológicas o burocráticas (en la acepción positiva de servidores públicos) que han sido referentes e importadas en toda España? Convergemos en la respuesta: fundamentalmente, los instaladores se acercan a las oficinas con la certeza de que, además de cercanía, van a disponer de eficacia no sólo para diagnosticar los problemas sino, sobre todo, para hallar soluciones. Todo un tratado de pragmática empresarial.

En las turbulentas aguas del movimiento empresarial, como tantos otros agentes protagonistas de este país debilitados por multitud de circunstancias, por factores exógenos e ineficiencias propias, Apehim es un modelo. Un paradigma. Un espejo en el que mirarse. Su fortaleza trasciende lo meramente material. Nuccio Ordine desvela en su Manifiesto una frase que leyó en una biblioteca de manuscritos en un oasis del Sáhara: el conocimiento es una riqueza que se puede transmitir sin empobrecerse. No, no es un imposible metafísico, sino un sendero sobre el que caminar. Sobre el que aplicar la reflexión y la honradez intelectual. Sobre el que aprender. Y actuar. Si miramos con ojos limpios, constataremos que distopías como las de Farenheit 451, Un mundo feliz y 1984 ya no lo son tanto. Quizás las utopías puedan también ser abrazadas. Todo dependerá de la actitud y de la voluntad. Y de marcar con una chincheta en nuestro tablón de anuncios metafórico los ejemplos sobre los que queremos pivotar nuestra vida. En lo asociativo, desde luego, esta federación está en mi podio. Enhorabuena (y para mí por la fortuna de haberlos conocido y querido).

sábado, 26 de marzo de 2022

Revisión 7ª Manual de Reformas de Vehículos


 

Revisión 7ª Manual de Reformas de Vehículos (24/03/2022)

Consulta pública y alegaciones hasta el 14 de abril de 2022.


La consulta pública de la séptima revisión del Manual de Reformas de Vehículos ha sido publicada en la web del Ministerio, los cambios se han introducido en rojo y lo eliminado se ha mantenido tachado en el mismo color, para que sea más fácil localizar las modificaciones.

Las respuestas a esta consulta pública podrán remitirse hasta el día 14 de abril de 2022.

Las alegaciones podrán remitirse a la dirección de correo: participacion_csegind@mincotur.es indicando en el asunto: "Nombre de la empresa/entidad" - Manual Reformas 7ª"

Sólo serán consideradas las respuestas en las que el remitente esté identificado, haciendo constar en ellas:

  • Nombre y apellidos/denominación o razón social del participante
  • Organización o asociación (si corresponde)
  • Contacto (correo electrónico)

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